Todavía acongojada y triste por la muerte de su mamá, Mariam Gómez-Bracety empezó la tarea de limpiar la casa de su madre, quien recientemente había fallecido. Iba de cuarto en cuarto, guardando lo que más le recordaba a su mamá. Pero un descubrimiento en un cajón cambaría la vida de Mariam para siempre, y le ofrecería la sanación y el consuelo que tanto necesitaba.
Adentro del cajón se hallaba un pequeño pedazo de papel doblado a la mitad. En una mitad se encontraba una oración que ella nunca había visto antes. En la otra, una imagen de Jesucristo que no le era conocida.
Mariam no sabía que hacer con este pedazo de papel hasta unos días después. Mientras se encontraba en la casa de su madre, donde rezaba un novenario por ella, un hombre tocó la puerta. Este hombre le comentó a Mariam acerca de la gran devoción que su madre, Ramonita, tenía por la Divina Misericordia y que ella formaba parte de su grupo de oración dedicado a la Misericordia de Dios. En ese momento, Mariam recordó el pedazo de papel con la imagen de Jesús que había encontrado en la gaveta. El hombre entonces le pidió permiso para rezar la Coronilla con ella. Mariam quedó fascinada: "¿Qué es eso?" preguntó ella. Y él le contestó gentilmente: "¡Tú lo sabrás muy pronto!"
Esa noche, durante el rezo del Rosario, el hombre visitó a Mariam y repartió estampitas con la imagen de la Divina Misericordia a todos presentes. Luego les enseñó a todos cómo rezar la Coronilla. Cuando concluyó la oración, Mariam sintió dentro de ella una profunda tristeza, pues no sabía si su Madre se encontraba en el Cielo o en el Purgatorio; deseaba que Dios le hablara y le respondiera a su pregunta.
En ese momento el hombre se levantó y les habló de la Coronilla y de las promesas que Jesús le hizo a Santa Faustina: "Quienquiera que la rece recibirá gran misericordia a la hora de la muerte" (Diario, 687)
Al recordar esa noche, Mariam dijo que nunca olvidaría lo que dijo ese dulce hombre: "Sé que todos ustedes saben donde se encuentra Ramonita Rivera, no tenemos duda de que ella se encuentra al lado del Señor." Emocionada, Mariam comentó: "Cuando escuché estas palabras, sentí que Dios estaba respondiendo a mi pregunta, y que por medio de este maravilloso hombre, Dios lo estaba usando como instrumento para ayudarme aliviar mis temores y a tener más confidencia por medio de la misericordia. Sé que Tú le has perdonado todos sus pecados a mi mamá y que ahora está en Tu Reino. Gracias Señor."
Cuando Mariam regresó de Puerto Rico a su casa en Nueva Jersey, empezó inmediatamente a traducir la Coronilla en inglés, puesto que ella no sabía donde encontrar material sobre la Divina Misericordia. Una señora conocida de Maraim le habló acerca de los Marianos de la Inmaculada Concepción en Stockbridge, MA, también le hizo saber que ellos habían publicado el Diario de Santa Faustina y otros materiales.
Inmediatamente ella llamó a la Asociación de Auxiliares Marianos, y ordenó diferentes clases de materiales para aprender más sobre la devoción a la Divina Misericordia y Santa Faustina. Después de que Mariam recibiera la última suerte inesperada por medio de la herencia que su mamá le había dejado, ella decidió repartirla a sus tres hijos y el resto lo usó para difundir el mensaje de la Divina Misericordia repartiendo material y formando grupos de oración en las iglesias locales.
Mariam no pide ayuda financiera a las iglesias pues dice que de esta manera se le es más fácil que las iglesias le abran la puerta a su ministerio. Ella ha formado grupos de oración en inglés y español y estos grupos se reúnen en tres diferentes iglesias al norte de Nueva Jersey, una vez por semana para hacer oración, cantar alabanzas a Dios y reflexionar. También practican obras de misericordia, tales como comprar comestibles para regalarlos a las personas necesitadas.
Mariam concluyó diciendo que "la mejor bendición que la vida te puede regalar es la Misericordia Divina. No importa lo que hayas hecho en tu vida, si realmente te arrepientes de corazón Él te salvará y te perdonará."